jueves, 16 de diciembre de 2010

4º Domingo de Adviento. Celebración de la Palabra.

Vamos acercándonos a este misterio de la navidad. Os colocamos la celebración de la Palabra para preparar nuestro cuerpo y espírutu para este gran misterio. "Leer más"

Dominicos; Introducción:

Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"


La celebración del año litúrgico nos quiere hacer vivir la vida de Jesús a lo largo del año. El Adviento es ese tiempo que nos quiere preparar para vivir y celebrar mejor el gran acontecimiento: la entrada de Dios humana en nuestra historia. No se trata de un simple recuerdo es algo mucho más profundo. Se trata de que esa realidad de Dios humanado sea una luz que nos ilumine y nos despierte de nuestro letargo en este caminar de cada día Es triste ver la falta de esperanza que nos rodea. Crisis económica, crisis de valores, crisis de familias, de relaciones entre padres e hijos, entre esposos y parejas.

Yo pienso en tantas familias que les falta lo más necesario para vivir. Pienso en tantos niños que se preguntan porque no tienen ellos algo de lo que a otros les sobra. Como seguidores del Dios humanado tenemos que procurar que lo que está de nuestra parte sea una pequeña luz y que intente procurar llevar un rayo de esperanza a tantos hermanos nuestros que la tienen muy apagada.

El Papa Benedicto XVI acaba su encíclica sobre la esperanza afirmando que Jesuscristo es ciertamente la luz por antonomasia, el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia. Pero añade que para llegar hasta él necesitamos también luces próximas, personas que dan luz reflejando la luz de Cristo. María es una de estas luces. Ella es una estrella de esperanza. Ella que con su aceptación abrió la puerta de nuestro mundo a Dios mismo, porque en ella el Hijo de Dios se hizo carne, se hizo uno de nosotros y, como dice el Evangelio de San Juan, “acampó entre nosotros”.

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Lectio:
Domingo, 19 Diciembre, 2010


La justicia de José salvó la vida de María
Mateo 1,18-24

1. Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.



2. Lectura

a) Clave de lectura:

Los miembros de las comunidades cristianas de Palestina y de la Siria, para los que Mateo escribe su evangelio, eran en gran parte judíos convertidos. Aceptaron a Jesús como Mesías y creyeron en Él. Fueron perseguidos a causa de su fe. Sus hermanos judíos le decían: “Vosotros cristianos vivís engañados; ¡Jesús no es, no puede ser el Mesías!”. En el texto que meditamos este domingo, se ve manifiestamente la preocupación de Mateo, que quiere confirmar la fe de las comunidades. Es como si quisiera decirles: “ ¡Vosotros no vivís engañado! ¡Jesús es verdaderamente el Mesías!”. La intención de los capítulos 1º y 2º del Evangelio de Mateo es el de informar a los lectores con respecto a Jesús, cuya actividad será descrita a partir del capítulo 3º. En estos dos primeros capítulos, Mateo presenta las credenciales de Jesús, nuevo legislador, nuevo Moisés. En la genealogía (Mt 1,1-17) ya había mostrado que Jesús pertenece a la raza de David y de Abrahán (Mt 1,1). En estos versículos (Mt 1, 18-25), Mateo continúa presentando a Jesús describiendo su nacimiento. Cuenta cómo José ha recibido la noticia de que María está encinta y las profecías que se cumplirán con el nacimiento de Jesús, demostrando que Él es el Mesías esperado. Durante la lectura, es bueno prestar atención a lo que el texto dice sobre la persona de Jesús, sobre todo por lo tocante al significado de los nombres que Él recibe.

b) Una división del texto para ayudar en la lectura:

Mateo 1,18: Una irregularidad legal de María
Mateo 1,19: La justicia de José
Mateo 1,20-21: La aclaración del ángel
Mateo 1,22-23: La melodía del evangelio de Mateo
Mateo 1,24-25: La obediencia de José

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1 comentarios:

Angelo dijo...

"Cuando estaba esperando, llegaste Señor. ¡Te necesitaba en mi corazón!"
Feliz y Santa Noche de Navidad. Un abrazo

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