viernes, 11 de junio de 2010

CARTA DEL PADRE SALESIANO MARTIN LASARTE AL NEW YORK TIMES

Me manda un amigo la carta que ha escrito un sacerdote salesiano, el Padre Martín Lasarte, al New York Times. Creo que el texto no tiene desperdicio. Lo incluímos aquí debajo, sin añadir ni quitar nada.



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DESDE ANGOLA, ÁFRICA:
CARTA DEL PADRE SALESIANO MARTIN LASARTE AL NEW YORK TIMES

Abril, 2010

Querido hermano y hermana periodista:

Soy un simple sacerdote católico. Me siento feliz y orgulloso de mi vocación. Hace veinte años que vivo en Angola como misionero.

Me da un gran dolor por el profundo mal que personas que deberían ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabra que justifique tales actos. No hay duda que la Iglesia no puede estar sino del lado de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto todas las medidas que sean tomadas para la protección y prevención de la dignidad de los niños serán siempre una prioridad absoluta.

Veo en muchos medios de comunicación, sobre todo en vuestro periódico, la ampliación del tema en forma morbosa, profundizando en detalles de la vida de algún sacerdote pedófilo. Así aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los años 80 y así sucesivamente, otros casos recientes… ¡Ciertamente todo condenable! Se ven algunas presentaciones periodísticas ponderadas y equilibradas pero otras desmesuradas, llenas de prejuicios y hasta odio.

¡Es curiosa la escasa información e interés hacia miles y miles de sacerdotes que se consumen por millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo! Pienso que a vuestro medio de información no le interesa que yo haya tenido que transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno estaba dispuesto a hacerlo y las ONG’s no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retornado; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en Moxico gracias al único puesto médico en 90.000 km cuadrados, así como con la distribución de alimentos y semillas; que hayamos dado la oportunidad de recibir educación en estos 10 años a más de 110.000 niños en las escuelas... No es de interés que, con otros sacerdotes, hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y de la ONU.

No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, recorra por las noches la ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina; que alfabeticen cientos de presos; que otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan casas de socorro para los chicos que son golpeados, maltratados y hasta violentados y buscan un refugio.

Tampoco que Fray Maiato a sus 80 años pase casa por casa confortando los enfermos y desesperados. No es noticia que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a serum positivos… o sobretodo, en parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.

No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, lo hayan transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión, haya sido ametrallado en el camino; que el hermano Francisco, con cinco señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más recónditas hayan muerto en un accidente en la calle; que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente. En el cementerio de Kalulo están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la región…Ninguno pasa los 40 años.

No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.

La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua. Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece.

No pretendo hacer una apología de la Iglesia y de los sacerdotes. El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y fragilidades como en cada ser humano; y también belleza y bondad como en cada criatura…

Insistir de forma obsesiva y pertinaz en un tema, perdiendo la visión de conjunto, crea verdaderamente caricaturas ofensivas hacia el sacerdocio católico, por lo cual me siento ofendido.

Sólo le pido amigo periodista, busque la Verdad, el Bien y la Belleza. Eso lo hará noble en su profesión.

En Cristo,

P. Martín Lasarte sdb



3 comentarios:

Joan Josep dijo...

Estuve diez años en África. Lo que escribe este salesiano es el día a día de los misioneros en aquellas tierras. creo que, a pesar de la manipulación de los medias, la gente es consciente de esta realidad. Un abrazo: Joan Josep

Amor de Samaritan dijo...

Gracias Joan Josep. Es impresionante el testimonio que dan personas como las que describe el Padre Lasarte, y como tú mismo pudiste mostrar en tus 10 años en África. !Claro que somos conscientes de ello! Pero además producen una gran fuerza a los que desde nuestro propios países queremos buscar el Reino de Dios y su Justicia. Gracias

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

sí , esta carta ya hace más de 15 días que corre por las revistas cristianas, sobretodo del mundo negro,y yo la recibí en mi correo, no obstante es bueno difundirla más.
Un abrazo
Sor.Cecilia

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