domingo, 20 de diciembre de 2009

El fin no justifica los medios

Querídos ami@s!!!

Tenía muchas ganas de compartir con vosotros este artículo del sacerdote Eugenio Rodriguez.

Ante la "locura" general que está sufriendo nuestro país en estas fechas por la loteria de navidad... os presentamos esta reflexión, y os invitamos en esta Navidad (nacimiento de Jesús como niño pobre en Belén), a reflexionar sobre dónde tenemos puesta nuestra Esperanza.

Un saludo



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Parece aceptado que un principio moral claro es que 'el fin no justifica los medios'. Nos referimos con ello a que un fin justo y noble no justifica que el camino para llegar a ello pueda ser explotador o inmoral.

Llegar a lo alto de una montaña no justifica que lo haga a hombros de otro. Escribir un libro no justifica que lo plagie. Construir una familia no justifica comprar esposa... El fin que se busca, por noble que sea, no justifica que se alcance de cualquier manera. Gandhi decía: En los medios se anticipan los fines. Algo torcido es algo “maquiavélico” porque un tal Maquiavelo defendía que el fin justifica los medios.

Pero ahora llega diciembre con sus loterías. Esas que se vienen anunciando desde mayo. Y entonces los principios se echan a temblar. Y como hay que sacar dinero para tantas causas justas... la moralidad de los medios puede ponerse entre paréntesis. Y se aparca ese importante principio.

Las loterías tienen unos fines reales y objetivos:

1) Recaudar para el Estado.

2) Concentrar la riqueza en pocas manos.

3) Mantener las ilusiones sin dar soluciones.

No tememos exagerar si decimos que las loterías son inmorales. No las hacen justas las razones que tantas veces se aducen. Se dice que “dan empleo”. Pero ¿vale todo lo que dé empleo? También el terrorismo o la prostitución o las guerras dan empleo. Se dice que se logran fondos para tareas nobles. Pero ¿el fin justifica los medios? No creo que el “cebo” de la lotería haga que nadie pueda objetivamente colaborar más.

A los forofos de esas loterías les propongo que las apliquen a su familia. Pongamos por ejemplo una familia de 10 primos. Cada uno pone –por ejemplo- 6.000 euros. Total 60.000 euros. De entrada se entregan 30.000 euros al Estado. Después pueden hacer un sorteo en el cual haya tres premiados. A dos se les daría lo mismo que han jugado. Y el gordo sería darle el doble de lo jugado a uno. A mi empresa le corresponden 6.000 porque para eso hemos dado la idea. ¿Hay alguna familia tan tonta que acepte este timo? Pues este es el timo que aceptan los jugadores de lotería.

Pero no se preocupen que la cosa tiene arreglo. En vez de 6.000 euros por persona pueden poner 6.600 euros. Y los 600 pueden entregarlo a Cruz Roja. Total: la nada despreciable cantidad de 6.000 euros iría a Cruz Roja, o a la Benemérita ¡no discutamos por eso!

Para darle a Cruz Roja 6.000 Euros, 7 personas tienen que perder 6.000 euros. ¿No es de locos?

En 1953 decía Guillermo Rovirosa: “Uno de los mejores ‘trucos’ inventados para alimentar el individualismo de los desposeídos es el de las loterías de tipo nacional. Esto parece solamente un recurso para el tesoro público, pero no hay duda de que su gran éxito en los países de moneda desvalorizada consiste precisamente en su facultad de alimentar la esperanza de los que no creen en la Providencia y desconfían de la solidaridad humana. El hecho -se piensa- es que en cada sorteo se sacan algunas almas del purgatorio terrenal para entrar en el cielo capitalista”.

En el año 2006 los españoles gastamos 2.700 millones de € en Lotería de Navidad. La media de gasto por habitante fue de 60 €. El Estado gastó en “Ayudas a la rehabilitación y acceso a vivienda” 1.100 millones de €. ¿Qué pasaría si juntáramos ese dinero en una caja solidaria para solucionar “todos” los problemas de “todos”?

No, nunca el fin justifica los medios.

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