sábado, 11 de julio de 2009

Artículo explicativo de la Enciclica Caritas in veritate.

Ahora que el economista Ettore Gotti propone a Benedicto XVI para el Nobel de Economía publicamos este artículo de Forumlibertas explicando la nueva encíclica.

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Benedicto XVI: “La globalización debe ser gobernada”

El Papa aboga en su encíclica ‘Caritas in veritate’ por refundar la ONU y el capitalismo, y sitúa la ética moral en el actual contexto de crisis económica global

El Papa Benedicto XVI ha pedido en su tercera encíclica Caritas in veritate, la reforma urgente de la ONU y de la arquitectura económica y financiera internacional. También el Santo Padre ha demandado una “verdadera” autoridad política mundial, que tenga poder y se atenga “a los principios de subsidiaridad y de solidaridad”.

Se trata de una encíclica de marcado carácter social en la que hay una condena al capitalismo exacerbado y la avaricia ante el imparable aumento de la interdependencia mundial y un contexto de crisis global. Por ello Su Santidad considera indispensable reformar la ONU para proteger a las naciones más pobres.

“Para gobernar la economía mundial, para sanear las economías afectadas por la crisis, para prevenir su empeoramiento y mayores desequilibrios, para lograr un oportuno desarme integral, la seguridad alimentaria y la paz, para garantizar la salvaguardia del ambiente y regular los flujos migratorios urge la presencia de una verdadera Autoridad Política Mundial, que debe atenerse de manera concreta a los principios de subsidiaridad y solidaridad”, escribe Benedicto XVI.

¿Encíclica anticapitalista?

La encíclica, que consta de seis partes repartidas en 136 páginas, se ha presentado el pasado martes, 7 de julio, y corrió a cargo del presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, cardenal Raffale Martino, y el del Consejo Cor Unum, cardenal Paul Josef Cordes.

En la presentación el profesor Stefano Zamagni, docente de economía política en la Universidad de Bolonia y consultor del Consejo Pontificio de la Justicia y la Paz, aseguró que no se trataba de una “encíclica anticapitalista” sino de un texto que “ve el capitalismo en su situación histórica”.

Zamagni incidió en que el texto “condena el capitalismo cuando se convierte en totalitario, como decía Juan Pablo II” y reitera que ningún sistema económico “garantiza la felicidad”. El profesor puso el siguiente ejemplo: “Si nosotros cancelásemos la deuda pero no cambiásemos las estructuras, dentro de 15 años habría de nuevo deuda”. “Es necesario atacar las estructuras del pecado”, concluyó Zamagni haciendo alusión a la encíclica Pacem in terris de Juan XXIII del año 1963.

En este sentido, el cardenal Martino afirmó que “el beneficio debe extenderse no sólo al sistema capitalista sino a quien participa del mercado”, en referencia a los trabajadores que ofrecen su labor a las empresas y se preguntó: “¿Es entonces socialista o capitalista?” -la encíclica- y finaliza: “La característica de la doctrina social está en el hecho de tener presentes a todos los componentes de la sociedad”.

En esta línea, el Papa sostiene en el texto que “el predominio persistente del binomio mercado-Estado nos ha acostumbrado a pensar exclusivamente en el empresario privado de tipo capitalista por un lado y en el directivo estatal por otro. En realidad, la iniciativa empresarial se ha de entender de modo articulado”.

Un texto que “inspira” pero que “no hace política”

Por otro lado, el cardenal Paul Josef Cordes, subrayó en la presentación que la encíclica “inspira pero no hace política” y reiteró que la propuesta del Papa no es una “tercera vía” al margen del comunismo y el capitalismo para alcanzar una sociedad perfecta o un “paraíso terrenal”. El purpurado aclaró que la doctrina social de la Iglesia es un elemento de evangelización: “Es decir, el anuncio de Cristo muerto y resucitado que la Iglesia proclama a través de los siglos” y que “tiene una actualización también respecto al vivir social”.

Por ello, el cardenal constató que la encíclica no puede leerse fuera del contexto del Evangelio asegurando que éste “es el vivir del hombre también en las relaciones sociales y las instituciones que nacen de estas relaciones”.

El propio Benedicto XVI afirma que “la Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer y no pretende ‘de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados’. No obstante tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia a favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación [...] para la Iglesia, esta misión de verdad es irrenunciable”.

Las tres encíclicas de Benedicto XVI

Benedicto XVI publicó en diciembre de 2005 su primera encíclica como Papa. El texto titulado Deus caritas est aborda el amor como punto de partida, habla de los tipos de amor: eros y ágape, de la chispa inicial al amor de la amistad dispuesto al sacrificio. El Papa explicó que ambos tipos de amor no se anteponen sino que se encuentran para que se realice mejor la esencia del amor general que tiende a su modelo más perfecto y sublime que es Dios mismo.

En la segunda parte de Deus caritas est Benedicto XVI se refiere a la caridad cristiana diciendo que el papel de la Iglesia no puede ser el de un servicio meramente asistencialista y señala que es necesario ver en el hermano el rostro sufriente de Cristo.

La segunda encíclica fue rubricada por el Papa y publicada en noviembre de 2007 bajo el título Spe Salvi. El texto subrayaba cómo la esperanza se convierte en el motor que permite al hombre llenar de sentido cada día de su vida, haciéndose pleno solamente si mira hacia la eternidad.

La encíclica Spe Salvi muestra que la esperanza cobra verdadero sentido cuando el hombre deja de poner esta virtud sólo en estructuras creadas por él mismo y queriendo hallar respuestas en la ciencia, la economía o la política.

Su tercera encíclica Caritas in veritate que se presentó recientemente en el Vaticano el Papa pretende enriquecer el magisterio social pontificio recogiendo el testigo de la encíclica Centesimus Annus de Juan Pablo II, la última en abordar una perspectiva social y el contexto de crisis global que vive el mundo. Sobre esto el Santo Padre afirma: “La crisis nos obliga a revisar nuestro camino, a darnos nuevas reglas y a encontrar nuevas formas de compromiso, a apoyarnos en las experiencias positivas y a rechazar las negativas. De este modo, la crisis se convierte en ocasión de discernir y proyectar de un modo nuevo”.



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