sábado, 16 de agosto de 2008

Aprendiendo Lectio Divina

NAvegando por internet he encontrado una página (pinchar aquí) dedicada a la Lectio Divina.

He encontrado el artículo que ha continuación lo cuelgo resumido.

SI desean profundizar más en este artículo pueden leerlo entero pinchando aquí.

¿Qué es?
La Lectio Divina más que un método de lectura y oración de la Biblia, es una experiencia de Dios, pues a partir del conocimiento del texto escrito, se busca la experiencia fundante que está como base de toda la revelación.
(..) la dinámica interna de los pasos que sugiere no se agotan en el texto en sí, sino que lo transciende, haciendo que partiendo del texto escrito en la Biblia se busque el encuentro personal con el Señor. De ahí, que la Lectio Divina es una instancia para una experiencia espiritual, buscando rehacer y retomar la experiencia original del escritor sagrado actualizándola en la propia vida. (...)



ACTITUD

La Palabra no es magia, no es automática. El hecho de utilizar unos pasos que en sí son medios para el encuentro con el Señor, no significa ni garantiza un encuentro vital. (..)

La Lectio Divina y en sí la lectura de la Sagrada Escritura es un adentrarse en el mundo de la gracia, en el mundo de Dios, donde todo es don, donde todo es gratuidad, donde todo es manifestación del Señor, donde nada es debido, sino que todo es expresión de amor.

El encuentro con el Señor por medio de su Palabra es algo vital, es algo renovador y transformador, es acción directa del Espíritu Santo por medio del texto escrito, pero es fundamental una respuesta a esa manifestación, que requiere una correspondencia, al amor preferencial del Señor que se revela por medio de su Palabra.


Una metodología para una espiritualidad bíblica.

La Lectio Divina es una metodología que busca profundizar el texto bíblico en vista a la vida, que trasciende lo escrito para adentrarse en el mundo de Dios que está como base de toda la Escritura. En sí es una experiencia espiritual con la Biblia haciendo que ella sea Palabra viva de Dios para cada uno de nosotros, por medio de la oración. (...)


PASOS
(...) En la Lectio Divina se siguen cinco pasos, que son momentos de oración y de búsqueda del Señor, como son: LECTURA. MEDITACIÓN. ORACIÓN. CONTEMPLACIÓN. ACCIÓN. (..)Como criterio para seguir los pasos, es el ENCUENTRO con el Señor. Siendo así es de considerar que una es la actitud en la oración personal, donde estos pasos se relativizan y se flexibilizan, pues se los utiliza en la medida que ayuden y favorezcan ese encuentro con el Señor. En la oración individual uno debe detenerse en el momento en el que el Señor haya iluminado o inspirado, es ahí donde se debe profundizar y dejarse conducir por el Espíritu; habiendo sentido la presencia o la acción del Señor en uno, ya no es necesario hacer todos los pasos, es simplemente deleitarse de la Palabra o de la inspiración del Señor y quedarse en su presencia siendo transformado por la presencia y la acción del Señor.


1.- LECTURA. ¿Qué dice el texto?

La LECTURA atenta y pausada de la Palabra escrita del Señor, es la base y el corazón de la Lectio Divina. Sin un conocimiento claro y preciso del texto, será imposible realizar los siguientes pasos de la metodología.

Actitudes y disposiciones para la lectura:
1. Hacerla desde la Biblia y con la Biblia. (...)
2. Tener el corazón abierto y disponible para escuchar al Señor. (...)
(...) 4. Otros recursos para la lectura.
 Recomponer el texto.
 Lectura en Eco.
El riesgo de la LECTURA es presuponer que ya se conoce el pasaje, que ya se lo ha escuchado, cayendo en la rutina, haciendo una lectura superficial, sin prestar atención a cada palabra que está escrita, que en sí es siempre nueva. De ahí, la importancia de hacer lectura conciente, sabiendo que aquello que se está leyendo es Palabra de Dios.

2.- La MEDITACIÓN es adentrarse en el texto, es profundizarlo, no quedarse en la información recibida en la lectura, sino ir más allá, haciendo una relectura atenta, viendo el sentido del pasaje, buscando el mensaje que transmite, actualizando ese mensaje a nuestra realidad personal, comunitaria y social.
(...)La MEDITACIÓN es una experiencia de escuchar al Señor que se manifiesta y que se comunica por medio de la experiencia de los demás del grupo. Es abrirse a la acción de Dios no solo en su Palabra, que es siempre eficaz, sino que también se lo busca encontrar y escuchar en cada persona que participa de la reunión, sabiendo que el Espíritu Santo actúa en todos y en cada uno de nosotros.
(...)CÓMO hacer la MEDITACIÓN
1.- PREGUNTAS. (...)
(...) 3.- Ver los VERBOS. Una manera un poco más complicada pero también muy rica es ver los verbos del relato, viendo si están en presente, en futuro, en pasado. Teniendo en cuenta lo que significan y lo que quieren decir con eso.
4.- El relato. Existen métodos de lectura que se detienen en ver el cuándo, el dónde, el quién y el cómo del relato, en vista al para qué. Son métodos de lectura que dan mucha atención al rol de los personajes, viendo lo que dicen y lo que quieren decir, en vista al sentido del mismo.
Independiente del cómo se haga la MEDITACIÓN, es imprescindible que siempre esa reflexión termine con una alusión a nuestra realidad actual, a nuestro hoy, aquí y ahora, aplicando ese pasaje y ese mensaje a nuestra realidad cotidiana, que ella nos haga pensar en la manera cómo estamos asumiendo esa Palabra en nuestra vida y lo que estamos haciendo al respecto. De ahí, que al finalizar la MEDITACIÓN siempre es bueno preguntarse: ¿…y a nosotros (mejor: a mí) qué nos dice este pasaje, a qué nos compromete y cómo nos interpela?
Riesgo en la MEDITACIÓN: Un riesgo siempre actual es querer manipular la Palabra, hacerla decir lo que uno quiere oír o lo que le interesa, tergiversando el sentido propio y original del texto. Es ahí, donde la comunidad o el grupo manifiesta el sensus ecclesie, el sentir de la Iglesia, dando a conocer aquello que hace parte de la propia fe que se desprende de una lectura fiel de la Palabra.

3.- ORACIÓN. ¿qué le digo al Señor sobre…?Este paso de la ORACIÓN puede resultar innecesario, pues uno dirá, ¿acaso que la lectura, no es oración?, ¿acaso que la meditación y la reflexión, no es oración?, ¿y la contemplación…?, naturalmente que todo es oración, y todo es medio para el encuentro con el Señor, pero se coloca este paso que se le llama ORACIÓN, buscando que esa palabra que fue leída y conocida en la LECTURA, que fue profundizada y reflexionada en la MEDITACIÓN, que sirvió de medio para el encuentro de corazón a corazón con el Señor en la CONTEMPLACIÓN, ahora se pretende iluminar nuestra vida personal o comunitaria a la luz de esa Palabra pidiendo la gracia para vivirla, o agradeciendo por el don que ella significa, o alabando al Señor por lo que ha implicado su revelación o su persona.

La ORACIÓN es un recurso que se propone para que a partir de la Palabra se aplique el mensaje que ella transmite a nuestra realidad, buscando identificarnos con el mensaje que transmite y comunica.
Como toda oración y todo encuentro, en sí no hay reglas ni normas fijas. En este paso de la ORACIÓN cada uno, a partir del texto leído, meditado y contemplado le pide, o le agradece al Señor por lo que crea más conveniente. Es actualizar esa Palabra en nuestra vida actual.

Riesgo: Es el divague, es no aplicar la Palabra a la propia vida, a la familia o a la comunidad. El peligro de la ORACIÓN es hacer oraciones tan generales y sobre cualquier cosa, que se aplicarían muy bien a cualquier texto. En cambio aquí lo que se busca es que ese texto reflexionado diga algo a la realidad que estamos viviendo.



4.- CONTEMPLACIÓN. ¿qué me hace decirle al Señor?
La CONTEMPLACIÓN es en sí misma la oración más profunda y personal. Allí ya no entra solo el saber y el conocer cosas de la Biblia, sino que es el encuentro personal y directo con el Señor. Ahí ya no cuenta la información que se posea, sino cómo se utiliza todo eso que se sabe de Dios, ya no para hablar del Señor sino CON Él.

Si en toda la Lectio Divina no existe una regla fija, sino que son pasos abiertos en busca del Señor por medio de su Palabra, en la CONTEMPLACIÓN esto es la norma. Pues aquí uno se está metiendo en el mundo de Dios, donde no existen reglas, sino donde todo es gracia y don.

En la CONTEMPLACIÓN se parte del texto que se leyó y se meditó, todo aquello que se ha dicho, que se ha escuchado, que se ha conocido ahora sirve de medio para hablarle al Señor de corazón a corazón. La CONTEMPLACIÓN es buscar que la experiencia que ha tenido el escritor sagrado al comunicarnos el texto revelado que eso se actualice en uno mismo a partir de lo que fue conocido. Es conocer vivencialmente al Señor no solo intelectualmente, sino adentrandose en el corazón de Dios, buscando conocer aquello que se conoce y se intuye a partir del texto.

(...)
CÓMO hacer la CONTEMPLACIÓN.
- En sí todos tenemos el texto escrito, podemos conocer el contexto donde fue escrito, la situación que generó dicho texto escrito, la finalidad del escritor sagrado, la forma como lo transmitió, pero todo esto puede ser simple información sino se consigue trascender toda esa información, haciéndola vida.

- CENTRARSE EN JESÚS. Nuestro interés básico y fundamental es conocer al Señor Jesús, lo que hace, lo que dice, lo que siente, cómo actúa y su manera de relacionarse con el Padre y con la gente. Es por esto, que después de reflexionar sobre el pasaje, debemos parar y mirar al Señor Jesús, buscar fijarse solo en Él. Ver lo que el texto dice sobre lo que hizo o dijo. Si el texto menciona algún detalle, jerarquizarlo. Pero centrarse en Él y mirarlo fijamente, acompañarlo si va caminando, escucharlo de cerca y buscar fijarse en sus ojos para ver su corazón.

- VISUALIZAR. En la meditación entra la razón y la inteligencia, en la CONTEMPLACIÓN, la imaginación y la sensibilidad a lo espiritual. Queriendo conocer al Señor, detenerse, utilizar todos los recursos que se disponga para visualizar el pasaje que se está reflexionando. Ver los detalles, situarse en el momento y en el cuándo se realiza. Ser uno más de los que están con el Señor, colocarse uno a su lado, mirarlo, verlo, escucharlo, prestar atención a sus palabras. Mirarle al Señor, fijarse en sus ojos, dejar que Él nos mire a cada uno de nosotros, quedarse en el silencio de una mirada penetrante que llega hasta lo más hondo del ser de uno mismo.

- COLOQUIO. Estando en esa situación mutua mirada, siendo inundados por el amor que el Señor da, buscar el diálogo con Él, el coloquio de corazón a corazón. A partir de aquello que fue dicho, que eso sirva para ir más allá del texto, ser capaces de interrogar y conocer al Señor, preguntarle sobre lo que siente, el porqué hace lo que hace o dice lo que dice. Compartir con Él lo que uno siente ante esa situación, lo que piensa de lo que Él dijo o hizo y que eso genere el diálogo con Él, hablarle, contarle, preguntarle, pero a su vez darle tiempo para que Él responda y se dé a conocer, y allí está la oración del silencio, del escuchar, del prestar atención, de oír al Señor en lo más profundo del corazón, donde solamente lo pueden oír los que lo quieren oír, pues Él habla en el fondo del alma y su voz es clara para aquellos que tienen el corazón abierto. A esto se le llama CONTEMPLACIÓN.

(..)
Riesgo: En la CONTEMPLACIÓN el riesgo es mínimo, pues ahí no existe la manera de conocer si hubo o no encuentro. La CONTEMPLACIÓN es la oración más pura y profunda, allí cada uno se relaciona con el Señor de acuerdo a su propio crecimiento espiritual y a la respuesta y docilidad a la gracia.


5.- ACCIÓN ¿qué va a cambiar…?
Siempre es bueno recordar que la Palabra del Señor no es solo para ser conocida, sino que ella debe ser hecha vida (Mt 7,21), y debe ser el fundamento de nuestras actitudes y de nuestros gestos (Mt 7,24-27), porque son bienaventurados: “…lo que escuchan la Palabra y la ponen en práctica…” (Lc 11,28). Esto es el fundamento del quinto paso de la Lectio Divina, el ACTUAR, el vivir, el hacer vida aquello que fue reflexionado y rezado.
Si de verdad hubo encuentro de corazón a corazón con el Señor, no se puede seguir siendo el mismo, algo debe cambiar, de alguna manera se debe vislumbrar aquello que fue conocido.
La Palabra del Señor es una propuesta de vida, es un estilo de vida, una manera de vivir la vida, pero no es información, sino Buena Nueva, ella es para ser asumida y vivida. De ahí la necesidad de iluminar la propia vida con esa Palabra y ver de qué manera uno se está identificando y asumiendo ese estilo de vida. Es en este sentido donde el Actuar es un mirarse a uno mismo y sincerarse a sí mismo, viendo dónde uno está parado y a la luz de eso ver qué se puede hacer para hacer vida ese proyecto que el Señor nos deja en su Palabra.
El ACTUAR es un mirarse a uno mismo, es buscar las actitudes y la manera de vivir el mensaje que se ha encontrado y que es propuesta para mi, hoy, aquí y ahora.
Riesgo: El riesgo en el ACTUAR es que las personas no apliquen el texto a su vida, sino que lo apliquen a la vida de los demás, dando recetas para todos, menos para sí mismas. A su vez es bueno recordar que en el mundo de la vida espiritual todo es gracia y don, y ahí es el Señor quien actúa y se manifiesta y que nosotros apenas somos receptores de su amor, siendo así tener cuidado para no caer en un voluntarismo e individualismo obsesivo, donde uno dice: voy a hacer y lo voy a hacer, porque yo quiero... Eso no, en cambio, sí es importante escuchar aquello que el Señor está iluminando e inspirando por medio de su Palabra, escuchar y ver su voluntad por medio del texto que se está reflexionando.

Merece la pena leer el artículo entero. Para ello pinchando aquí.

Un fraternal abrazo.

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